Nadie lo hubiera imaginado así… Tigres campeón por barrida a los Diablos… ¡y en el mismísimo averno!
Ni el más “pintado” de los llamados analistas del deporte rey, de los de la vieja guardia o los de la nueva generación de “especialistas” en el ramo; es más, ni el más escéptico de los lectores o el aficionado que “odie a muerte” a los pingos.
El Mexico Rojo fue el súper líder de la campaña, considerado favorito indiscutible para campeonar, un club diseñado para ello y cualquier cosa que no culminara en la obtención del título significaba fracaso rotundo, les aseguro que hay muchos que aun deben estarse “dando de topes” con la cabeza en la pared ante lo sucedido, sobre todo ahí en “chilangolandia”, ni modos nenes, así es el Beisbol.
Sin menospreciar a los bengalíes que jugaron inmaculado y se llevaron la Copa Zaachila con todos los blasones, pero… ¿Qué le paso a los escarlatas? Literalmente los “borraron del mapa” sus archi enemigos y los humillaron al vencerlos en par de ocasiones, en la misma fecha y ante su público… ¡Increíble!
“El día que entienda al Beisbol, ese mismo día me retiro” fueron las palabras de Pilo Gaspar hace algunos años en una peña beisbolera que compartimos en Villahermosa, transmitida por radio en aquel entonces, una frase que realmente es de lo mas cierta que existe y para muestra un boton…
En playoffs todos empiezan de cero, en series cortas todo puede suceder, son frases que retumban ahora en las cabezas de los que aun no se explican la debacle de los luciferes que “ni las manos metieron” ante los de bengala que se vieron imponentes en todos los renglones.
Tigres el más odiado rival de los capitalinos cobro venganza del 2003, la última ocasión que se enfrentaron por el banderín del circuito y los escarlatas los “liquidaron” en cinco encuentros para bicampeonar. Las cuatro campañas anteriores se habían enfrentado en la “seguidilla” más larga de finales entre las dos novenas más emblemáticas de la pelota nacional.
La garra felina logro su decima corona, desde su aparición en el firmamento de la LMB en aquel lejano 1955, donde precisamente lograron el gallardete, el primero para sus vitrinas, el equipo nació monarca y hoy es nuevamente el Rey del circuito, un gallardete bien ganado.
Se convirtieron en el primer club en campeonar en tres sedes distintas, ocho cetros en la metrópoli, uno en la Angelopolis y este en suelo quintanarroense, además de ganarlos en cuatro estadios distintos: el extinto Seguro Social (seis) y el Foro Sol capitalinos, el “Hermanos Serdán” poblano y el “Beto Ávila” del paradisiaco Cancún.
Los felinos errantes por fin le dieron al pueblo de Q. Roo la dicha de ser campeones de la Liga Mexicana, aunque no se coronaron ante su gente, la alegría de la fanaticada del estado más joven del país, es evidente a pesar de que aun no se arraigan con la franela rayada los lugareños, que por ser una población flotante y diversa, igual sus simpatías son divididas, incluso con algunos seguidores de los infernales radicados en el Caribe mexicano.
Incluso se dudaba de la permanencia de los bengalíes en Cancún, a donde arribaron en 2007 y según su estilo “gitano” el compromiso con el gobierno estatal estaba por concluirse y miren de que manera, lo que abre la gran duda, se quedaran en el polo turístico o buscaran una nueva madriguera, mucho se especula que retornarían a la capital del país.
Cinco años en Puebla y un gallardete, en Cancún ya suman un lustro y ahora son los felices campeones de la liga, desde que emigraron del Distrito Federal y comenzaron su vida nómada, esa era la regla pactada con las autoridades de dichas entidades y adiós…
Tigres gano sin complicaciones, con las manos en la cintura, enhorabuena, felicidades a la organización y a toda su afición, incluyendo a la quintanarroense, ahí tienen por fin, el anhelado campeonato, con un sabor especial, por la manera de conquistarlo y a quienes se lo arrebataron, a los… ¡Pobres Diablos!
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